Este proyecto nace de mi curiosidad crónica, mi incapacidad para decidirme por una sola cosa… y mi insaciable obsesión por explorar todo lo que prometa un mínimo de transformación personal (o por lo menos un buen plot twist). Todo comenzó hace más de diez años, en la consulta de mi psicóloga (gracias, Inma, hiciste lo que pudiste). Desde entonces he pasado por tantas fases como la Luna en Virgo que me gobierna desde la casa 8: siempre analizándolo todo, siempre buscando sentido, aunque luego me rinda y lo suelte todo porque “para qué tanto control”, ¿verdad? Hice cursos que no terminé, me compré un piano que después de años sin uso terminé regalando. Fui a clases de fotografía, a curso de repostería. Me apunté al gym, luego cambié a pilates, y de ahí aterricé en las clases de yoga. Me encantó desde el principio y como conmigo es todo o nada, decidí hacer una formación de 3 años en Hatha. Spoiler: terminé la formación pero no creía tener la vocación. Entonces, como buena ascendente en Acuario con Marte en la casa 1, me rebelé: dejé el trabajo, mi relación se fue al trasto, me desmonté entera como un mueble de IKEA sin instrucciones… Y no, no alcancé la iluminación. Ni de lejos. Me tomé unos meses sabáticos, olvidé lo espiritual y decidí vivir en el mundo material. Me fui de viaje, me tomé algunas botellas de vino y otras de cerveza. Tenía que aclarar esa cabeza. Al final ahí, pude distraerme un poco pero no encontraba la solución que buscaba. Después de 2 meses volví a casa y me encontré con una sospecha: quizás lo mío no era “llegar”, sino andar errante, abrazar el caos, y dejar de pretender que algún día lo tendría todo claro. Orbitar entre lo espiritual y lo material, la teoría y la práctica. Sentirme cómoda en mi indecisión y crear ese espacio donde escribir, reflexionar, seguir aprendiendo y reírme. Así nació Alma Errante. Porque soy eso: una nómada de lo interno, saltando de tema en tema como buena Sagitario con medio cielo en Escorpio. Una buscadora que no encaja y decidió crear su propio espacio. Un lugar donde explorar. Yoga, astrología, psicología, comida rica, terapias que curan y otras que confunden, espiritualidad sin gurús, y todo lo que me ayuda (o me entretiene) en este viaje loco de vivir. Aquí no hay juicios ni recetas mágicas. Solo ganas de explorar, sentir, soltar y repetir. O de quemarlo todo y empezar otra vez, que también es una opción válida. Si te vibra esto, bienvenida. Si no, también. Porque como diría mi Venus retrógrada en Escorpio: “Yo te amo igual… pero desde lejos”. Un beso volado, un abrazo virtual